lunes, mayo 29, 2006

Como dijo don Camilo... A la mierda!

(28/05/06)

Ando un poco mosqueado conmigo mismo, aunque de todo se aprende, y me explico...

Hasta ahora me he limitado a escribir cuando tengo un teclado delante, como vengo haciéndolo desde hace años, y es que siempre tengo uno a mno en mi vida diaria, pero aquí no. Esto me ha llevado a un retraso de 10 días entre lo que escribo y cuándo lo escribo, y con ello he comprendido lo que la inspiración significa.

Cuando llego al cyber a escribir, ya ni me acuerdo de las sensaciones y pensamientos que tuve en el lugar en cuestión, pero me veo obligado a contar qué pasó, convirtiéndose el post en una mera crónica de hechos que no me interesan ni a mí. Otro punto para esto es la falta de un cuaderno de viaje y el hecho de que, normalmente, caigo dormido a los 5 minutos de subir al bus, el mejor sitio para escribir por no tener ninguna otra cosa que hacer, por regla general.

Esta vez me he revelado contra mis costumbres, y me encuentro escribiendo esto en el reverso de un folio con un mapa, que quizá luego ni yo mismo consiga descifrar por lo ilegible que resulta normalmente mi letra, incluso sin el traqueteo actual.

Por enumerar y ponerme al día rápidamente, cabría destacar que nos encontramos en una zona totalmente desertica, a excepción de Tucuman, "el jardín de Argentina", a cuya salida camino de Cafayate (no confundir con el Calafate), pasamos por unos montes lo más parecido a una selva que yo he visto nunca. Por lo demás, entre 100 y 200 mililitros de lluvias al año!! Vamos, que con mear al lado del camino, duplicas las precipitaciones...

Nos hemos dedicado a subir y bajar infinidad de montañas, ahora a 1500, luego 3200, 2500 otra vez, cumbre a 4170, vuelta para abajo. Todo el santo día dentro de una furgoneta, un autobús o una pick-up...

Echo terriblemente de menos las largas caminatas por los bosques y montañas del sur de la Argentina. Acá parece que todas las excursiones han de ser por medio de un vehículo, mientras todo tiembla alrededor, una corta paradas muy de vez en cuando en los sitios típicos y para adentro otra vez. A eso hay que añadir que, si llegas a tiempo de elegir, y escojes mal la ventanilla, la cagas, porque como la carretera suele ir por un lateral del valle o por una cornisa en una montaña, lo miste te tiras 2 horas seguidas con una pared rocosa a escasos 5 metros de tu asiento, y no vea ná de ná... y claro, al día siguiente otras 6-8 horas de bus para llegar al siguiente destino, y es que el tiempo es oro! (y "Luke, yo soy tu padre").


Pat Garret