lunes, mayo 08, 2006

Blogueandoooo!

Después de postear lo último que escribí, y sin atraverme a repasarlo, he decidido no ser tan explícito, no intentar ponerlo todo, porque se convierte en un coñazo inhumano tanto para vosotros que os lo tragáis con la esperanza de que os entretenga, como para mí, que después de estar escribiendo media hora, sólo he avanzado un día. Así pues, me voy a dedicar a resumir un poquito, dándole mayor importancia o énfasis a las cosas que de verdad me llamen la atención, y que desde que dejamos atrás Bariloche, no han sido muchas, porque a mi las ciudades, como que no me atraen demasiado.

Por acabar un poco con la ventura de los 7 lagos, esperando no repetirme mucho con respecto al post de que Héctor, que aún está sin publicar al cierre de la presente edición...

(28/04/06)

Nos levantamos tarde según el horario previsto y después de desayunar tranquilamente, se nos hizo más tarde todavía, porque nos dedicamos a dar una vuelta por San Martín de los Andes para verlo de día. De paso Marie compró unos cuantos trocitos de chocolate tradicional, menú degustación, que es típico de la zona, y entre chocolate con almendras, chocolate con menta, chocolate con más chocolate, nos pusimos en camino a desandar el trozo que hicimos de noche. Muy bonito todo él, con más lagos y cascadas en las que tuvimos que parar para tirar fotos... y es que no aprende uno ni patrás!

Llegamos a la zona de ripio y torcimos hacia Traful, una localidad con unas cuantas casas diseminadas y algún restaurante para los turistas, que está a la horilla de un lago bien gordo (del que ahora no recuerdo el nombre, pero lo mismo arreglo es post un día de estos), en la que muertos de hambre nos zampamos una trucha riquísima, cumpliendo así con una vieja cuenta pendiente desde que aterrizamos en Argentina: comer pescado.

El camino cambió para deslizarse entre montañas siguiente el cauce de un río. Montones de formas diferentes, rocas extrañas, torres imposibles, y miles de fotografías que sólo algunos elegidos con suficientes baterías pudieron captar.

Antes de abandonar el camino de cabras notamos un ruido en los bajos del coche, y tras echar un vistazo constatamos que una chapa estaba suelta. Ya sin luz, no pudimos más que seguir adelante por la carretera esperando que no fuera grave. Al día siguiente me calcé el mono de trabajo y con un simple movimiento de la mano, la encajé de nuevo, pero los 80 kilómetros de suplicio pensando en la franquicia del seguro, no nos los quita nadie.

Esa noche Marie nos hizo la cena porque cometió el error de ofrecerse unas horas antes... Charlamos animadamente con gente del hostel y pudimos ver el final de Terminator, que te hace darte cuenta del salto que dieron los efectos especiales, y del que han ido dando después a pasos agigantados, además de la moda ochentera total de Shara Connors.


Pat Garret.